Si la miramos desde el punto de vista de ciudad, de servicio a los zaragozanos, no parece muy correcta su distribución. Aunque estamos hablando siempre de servicios de ciudad y no de barrio. No tienen porqué ser espacios muy cercanos, sino espacios válidos y de calidad.
Tal vez para una ciudad como Zaragoza el número sea excesivo…, excepto si somos capaces de promocionarlos bien, tanto para consumo y visitas interiores, como para su apoyo a la promoción de Zaragoza como Ciudad de Culturas.
Yo me atrevería a plantear tres grupos de acción, de trabajo sobre ruta de contenidos, aunque en estas líneas teóricas se mezclan diversas instituciones públicas y privadas, cada una de ellas con sus propios intereses. Pero serías líneas que nos ayudarían a rellenar huecos en el futuro. Y me explico.
La Zaragoza romana la veo bien y cerrada alrededor de su núcleo central y fácil que es la plaza del Pilar y su entorno.
La Zaragoza Este tiene un gran espacio vacío entre el Centro de Historias y el Museo Provincial. Sin duda es fácil apoyarlo con los edificios de la antigua Escuela de Artes e incluso con el pequeño edificio Albareda. Y a largo plazo siempre se podría analizar un futuro museo de Los Sitios en el entorno del Parque Bruil.
Los edificios expositivos de la Zaragoza del Oeste podrían crecer con los espacios de Averly. Pero en ningún caso se trata de crecer para ser más, sino de crecer para aglutinar servicios similares.
Zona Este siglo XVIII a siglo XX. Zona Oeste Siglo XXI. Zona Centro miscelánea más turística.
Esto ya sé que es imposible, pues las exposiciones temporales de las entidades privadas hacen lo que creen oportuno para sus intereses. Veamos otra posible división temática. Zona Oeste trabajos más innovadores. Zona Este trabajos más profundos y especializados.
Para terminar tres detalles. Hay que trabajar mucho más y mejor la promoción, pues la calidad de algunos trabajos está a la altura de lo mejor de Europa. Sin duda de lo mejor de España. Y por otra parte observemos el gran vacío de la Zona Expo, sin ninguna posibilidad permanente expositiva, excepto el Acuario.
Y para finalizar, una reflexión vieja que no sabemos resolver. Se observa un excesivo troceamiento de la gran figura de Goya que debería ejercer de motor turístico en Zaragoza. Tenemos muchas pequeñas pero grandes cosas sobre Goya, pero no hay un hilo conductor que las una y las aglutine. El trabajo no es fácil, lo asumimos, pero el resultado de salir bien sería exitoso. El muchas veces añorado Museo Goya o Espacio Goya (mejor un espacio vivo), es imprescindible. Y aquí la generosidad y la negociación entre entidades privadas y públicas debe ser exquisito.
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