11.4.17

Chimenea tranquila de Anzánigo (Huesca)

Acabado el invierno, todas las chimeneas empiezan en parte a descansar en nuestro Pirineo aragonés, aunque sigan manteniendo su esbelta figura, su sentido ancestral de espantabrujas, sus piedras más o menos viejas, conquistando los cielos.

Esta chimenea, algo reformada, es de Anzánigo, en esas orillas del río Gállego donde el silencio todavía existe y es gratis.

Hay elementos pequeños  en el urbanismo de calle que marcan el diferente diseño de las localidades según su procedencia, y las chimeneas son uno de estos objetos.


No se parecen las andaluzas de las aragonesas o vasca, y menos las alemanas de las portuguesas o griegas. Podemos diseñar calles más parecidas entre sí que la propias chimeneas, lo que nos deja claro que son los pequeños detalles de todas las cosas, donde se aloja la diferencia en casi todo.

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