3.1.21

Opiniones de un inglés, visitando Zaragoza en 1830

Viaje del inglés Richard Ford a Zaragoza del 17 al 20 de octubre de 1830.
En la capital aragonesa entraron el 18 de octubre, con una tremenda tormenta, durante el viaje la diligencia se atascó en el barro en numerosas ocasiones. 

A Richard Ford le decepcionó Zaragoza, una anodina, lúgubre y anticuada ciudad con edificios de ladrillo, en cuya zona vieja “la mayor parte de sus calles eran tortuosas, mal pavimentadas y peor iluminadas, a excepción de El Coso”. 

No había ningún lugar donde “el viajero pudiera detenerse durante largo tiempo”. Muchas casas, “aún horadadas y llenas de marcas de disparos”, cicatrices del asedio francés, estaban en ruinas o “en manos de los agricultores”, que hablaban de bueyes en salones señoriales y convertían los nobles patios en almacenes y muladares. Describió El Pilar como un “templo teatral dedicado a la Gran Diana, porque nos encontramos en la Éfeso de la Mariolatría”, un culto por el que había sentido siempre escasa simpatía.

En la vieja capital del Reino de Aragón, entonces con sesenta y cinco mil habitantes, donde aún se sentiría como reciente la destrucción sufrida en la Guerra de la Independencia. Ford realizó un boceto de Zaragoza desde la lejanía, que concuerda con las anteriores vistas de Wyngaerde, Laborde y Locker, mostrando un entorno de huertas junto al Ebro y una bellísima silueta compuesta con torres que sobresalían del caserío; una visión hoy edesaparecida.

Allí acometió un detallado dibujo de la llamada Torre Nueva, símbolo de la ciudad que se levantó en el siglo XVI, completándose su remate en el siglo XVIII. La torre empezó a inclinarse poco después de su construcción, como las de Pisa y Bolonia, llegando a ser la más famosa torre inclinada española, reproducida por grabadores o fotógrafos como Locker, Roberts o Clifford.

Pero hacia el año 1892 fue derribada debido a su presunta ruina o a la sensación de inseguridad que provocaría su acusada inclinación. En la misma época realizó un cuidadoso dibujo de un tipo popular. Y en otro apunte suyo aparecen figuras de músicos en el techo de la escalinata del patio de la Infanta, un bello palacio renacentista con una rocambolesca historia.

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