Mis primeras fiestas de San Lorenzo en Huesca me pillaron de muy niño, y estuve escapándome con mis padres hasta los 8 años de edad, de los que ya tengo recuerdos como poco curiosos. Vivíamos en casa de una tía de mi madre, de Huesca de toda la vida, en la plaza del mercado, enfrente de San Pedro el Viejo y de la tienda Ultramarinos La Confianza en donde estuve de visita hace un par de años y todavía se acordaba la dueña de mi tía que falleció hace unos 55 años. Tremendo y emocionante.
Pues eso, mis Fiestas de San Lorenzo eran cortas e infantiles. Visitas con mis padres al Parque por las mañanas para pillar premios y regalos que caían del cielo en pequeños paracaídas que lanzaban desde una especie de cañones. Los chicos mayores se apoderaban de todos, así que mi padre tenía que disimular e ir al ataque para darle alguna muestra de aquellos juguetes a sus hijos muy pequeños.
De Huesca recuerdo las Peñas como algo tremendo y novedoso para mi, pues en Zaragoza no había. —¿Y son ellas las que organizan las fiestas?— preguntaba. Más o menos, me decían. Gente mayor, mayores todos, muy mayores incluso, todos superaban los 20 años, que se vestían de blanco y verde para desfilar por las calles. Aquello me parecía tremendamente curioso.
En aquellos años nadie vestía de rosa tinto. Estoy seguro que era de muy mal gusto desfilar por las calles de día con la ropa sucia o manchada. El blanco era para conservarlo. Ahora quien no va de rosa tinto no está de fiesta. Idioteces varias.
Eran días de conciertos en el parque, y de quedarnos en casa por las tardes con mi tía mayor, pues mis padres se "escapaban"… a vete a saber dónde. Mi tía falleció a los pocos años, ya muy mayor, y dejamos de ir a Huesca. Nunca pude estar ya en San Lorenzo de adolescente. Ni de púber.
Tengo un 25% de sangre de Huesca, el resto se reparte entre otro 25% de Gallur y un 50% de Soria cerca de Aranda de Duero. De Zaragoza nada, o nada de nacimiento y mucha de comer y beber. Vuelvo a Huesca, como es lógico, a recorrer sus calles y a ver los cambios. Muy interesantes en algunos temas como el cultural, pero sabiendo conservar sus esencias, que eso también es importante.
Cuando hoy he escuchado a los danzantes en la televisión me he emocionado. pero más cuando he visto a mi hija cuarentona emocionarse también. Claro, he pensado, es que ella todavía tiene al menos un 12,5% de sangre de Huesca.
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