Esta semana pasada, en una de las botellas de vino rosado de Miedes (Calatayud) de las que consumo en algunas cenas simpáticas, me encontré esta etiqueta. No la había visto hasta entonces. ¡¡Uff!!
Miedes es un pueblo que siempre ha tenido vino bueno, incluso muy bueno. Digo siempre, por decir siempre, antes de que se fundara la Cooperativa San Alejandro que puso a Miedes en el mapa mundial de los vinos cuidados y hechos con ganas de hacerlos bien. Y se comercializaban muy bien.
Pero es posible que las cosas hayan cambiado, yo no lo sé. Aquellos vinos de bodega, rosados o claretes, frescos y de enganchar se supieron comercializar en caro y en barato.
Ahora veo en esta etiqueta exterior de un vino de los de precio más bajo entre los que ellos comercializan, que animan a mezclarlo, a ponerle cubitos, hielo, agua fría, como si fuera una bebida distinta al vino.
Yo al vino…, cubitos o gaseosa nunca, ni a los graneles. No hay que estropear nunca la gaseosa ni los cubitos, más ahora que son un artículo de lujo.
Animar desde una cooperativa de buen vino a que se mezcle con cubitos (agua fría) sus vinos, es simplemente tirarlo por la ventana, es tanto como decir que es un vino sin calidad de vino.
Una garnacha que equivocamos creyendo, que es CocaCola. Si Aragón anima a que sus vino se mezclen con agua fría, lo mejor es dejar de hacer vinos y dedicarnos a fabricar Sangría o CocaCola.
Que sean vinos afrutados, aromáticos, gustosos… no anima NUNCA a que se mezclen con agua fría. Un vino con agua fría es una puta mierda.
Y ya lo siento, pues he tenido muy buenos amigos, buenas familias, que desde Miedes me llevaban de bodegas a comer cerezas y a probar sus vinos.
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