Los deseos a veces chocan contra las realidades. Todos nos acordamos de las personas muy mayores sobre el papel, pero luego es la soledad, la inseguridad, incluso el abandono el que acompaña durante muchos días, durante excesivas horas a nuestros mayores. Necesitamos la seguridad pasiva que representa una visita de mas, saber que ante cualquier problema siempre hay alguien joven que nos puede ayudar. Lo hicimos y ahora lo necesitamos. Zaragoza lo dice en sus paredes, pero no hay que decirlo solo, hay que cumplirlo.
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