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18.5.19

No zappees Aragón como tu propia realidad. Para y mira…

Nocito ya no conoció el zapping, ni tampoco la cobertura y banda ancha para quién… Es un territorio urgente 112, relativamente más cerca del norte de Afganistán o del Valle de la Bekaa en términos de baterías de litio que de su cercana ciudad más próxima, la tranquila y dulce Huesca.

Empiezo a pensar que los espacios borrados de las redes, desde donde solamente se altera ya la monotonía por las estelas de los aviones a París y Praga, son lugares más duros para pasar una semana que las playas de supervivientes.

Sí, todo arranca de la televisión mamachicha. Desde los años 90 se pueden anular territorios, familia, amigos que te dicen la verdad a la cara y programas electorales a la francesa, a golpe de zapping. Porque podemos aparentemente elegir, y así nos lo han Colau.

To zap, que no ZZ Top. Esa palabra que ha caído tan en desuso como el VHS y los walkman pero que describió la conducta y acción antecesora de vivir sin formalidad, anulando citas y relaciones a golpe de mensaje de WhatsApp. Permitía a cada familia con presuntos acosadores tener que aguantar lo que quiera ver el macho o lady alfas.

Todos lo hemos vivido y nos hemos emancipado. Pero con ello, hemos perdido la educación de resistir, del laissez passer. Y las colas, las citas administrativas o médicas se trampean o ignoran a conveniencia, ya no son nunca seguras.

Tienen carácter siempre relativo para los milenials, como su educación con nivel de inglés medio dictado por academias privadas y comunicación virtual con los docentes.

Por eso es tan complicado apelar al territorio y su necesaria valoración como reivindicación. De no ser que se vendan usos consuntivos o mantras de inversiones para competencias impropias.

Sus propios ocupantes navegan tractores con más tecnología que el Apolo XIII. Siguen almorzando colesterol del malo como si tuvieran que enganchar a pulso los brabanes, pero lo podrían sustituir por comida preparada para gato capado perfectamente.

La podadora de Bordejé conoce a Parker, la ganadera de Altorricón compra tractores con poco uso en Tarbes, el de las cerezas de Ricla sabe que su producto pudiera a medio plazo no poderse comprar en el mercado de Las Fuentes. Al que ya no mira, sino a Dubai, Sochi y Shanghai. Su producto ya cotiza.

No debería sorprendernos que los tiempos corran como cierzo de tornado hacia la negación de la idiosincrasia de cada núcleo e incluso cada barrio de Zaragoza. Con la misma velocidad que periclitan en la siguiente generación las redes sociales, y nace un nuevo lenguaje a dominar para la relación con otras, las opciones políticas y sus líderes no llegan nunca al envejecimiento en tonel de roble francés.

Sin negar la realidad, debería haber un espacio para las opciones políticas y sociales de cualquier índole que propongan pensar en cómo hacer fuego y la leña que en cada momento debe quemar la cocinilla. Que paren y templen porque miran Aragón y Zaragoza sin inmediatez.

17.05 Luis Iribarren

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