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23.5.19

El espíritu de Puchilibro. El Aragón veterano de las personas

Las agrupaciones electorales, marcas blancas o de pata negra, funcionan sin escriturar solamente en sus momentos embrionarios. Los de la inscripción 1ª en el Registro. Luego ya tienen que controlar quién se les arrima por interés y expulsar a los fundadores guardianes de las esencias, por excesiva y mezquinamente puros.

Pasa como con los equipamientos públicos, una vez soñados y hechos realidad van a la partida de gastos. No permiten ganar más elecciones, solo se pueden aprovechar por unos. Luego no generan consenso ni en su origen y aunque se decidan por unanimidad.

Solamente generan problemas, responsabilidades decenales producto de su ejecución con prisas, caídas de niño, esbarizamientos de adulto, pinchan ruedas sus aceras metálicas que pasan de moda… Ya no tienen glamour, de forma semejante a la alineación y alienación del Real Madrid… Están amortizados porque no mueven dinero…

Idéntico argumentario puede argüirse respecto de los políticos veteranos necesarios por su experiencia, los gerentes de consejos de administración que ya huelen y obviamente acerca de todos los funcionarios y empleados públicos. Puestos o seleccionados por el anterior cargo, no van a la escuela de calor para poderlos aprovechar.

Por tanto, qué es y significa participación en los asuntos públicos. Básicamente, el cumplimiento de estatutos rígidos donde un sistema piramidal seleccionará o dejará trepar a quienes se haya decidido antes que lo hagan en laboratorios probeta de grupos de poder.

Ninguna opción política incorpora verdaderos y molestos independientes, salvo una vez que gobiernan –primer gobierno y actual en funciones de Sánchez-. Pero tras su nombramiento, aparecen como cuneros de ese partido que llevaban dentro en provincias inopinadas. Demasiadas son las ventajas de ser diputado en todos los sentidos, el menor de cuales no deja de ser una jubilación Golden. Entonces ya no llevaremos las camisas de Alcampo.

Pero esa pervivencia tras eclosión en un sistema cerrado y kafkiano no es apta para todos los públicos, no está al alcance de cualquiera. Que decida vivir solamente el presente. Como dicen los viejos sindicalistas, los convenios –y también las listas- no se piensan ni deciden con el corazón o la cabeza, sino mayormente con los intestinos. Son ulcerantes ma sí troppo…

Los expulsados del paraíso de los elegidos deben conformarse con participar de modo permanente. Además de demostrar eficacia en su desempeño laboral sin red para la caída, sin aforamientos virtuales.

En asociaciones, clubes deportivos, en la organización de un festival de cine si la política no se inmiscuye y el presupuesto obliga a regalar trabajo, en iniciativas para la difusión del origami, del folklore andino, de la solidaridad con las mujeres árabes abandonadas, para la recuperación de un Carnaval rural, para la rehabilitación de una iglesia románico-lombarda abandonada y que luego será un poster con que otros se ganarán la vida…

Vaya mi recuerdo para esos vecinos de Illueca, Villarquemado o Angüés que no necesitan que se les ratifiquen cada cuatro años en su grata y callada tarea. Porque son brahmanes intocables, el Aragón del poso.

Vaya mi cariño infinito para ese ambiente de partidos de fútbol de alevines —eso sí, no todos los críos son Messi…—, coros donde personas que no solfean se atreven con Wagner y para mis compañeros de grupo de baile de lindy hop, por dejarme descansar de tanta planificación e idealización tan estéril por sometida a filtros.

Lugares y espacios de convivencia, de trato directo con personas de diferentes ideologías, de donde sale un contraste de rubí incabloc de 25 kilates y 99 octanos… Gas gas…

Grupos humanos que salen muy baratos a cualquier sociedad en términos de ahorro de gasto sanitario, por propiciadores de la verdadera excelencia y competitividad sana, que es la social.

La sociedad civil aragonesa no está todavía ni estará fragmentada por ideologías que lastren elegir a qué club de montaña apuntarse. Vamos a valorarlo, porque es un presente magnífico. Por eso todo el que pasa por Aragón respira, quizá en ocasiones con demasiado polen.

22.05 Luis Iribarren

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