Pues si, son lo que parecen, restos de aquella Expo 2008 de Zaragoza, pequeños recuerdos que todavía se conservan, no sabemos bien por cuanto tiempo, de aquellos tiempos ya pasados en los que Zaragoza parecía que iba a conquistar el mundo.
Nos llenó de ilusiones y supuso un gran empuje, sin duda. Y una gran factura, también. Pero lo peor es que parte de sus ilusiones de futuro se quedaron en nada, que los edificios más emblemáticos llevan 17 años parados y vacíos, y que de alguna manera se han confirmado las ideas pesimistas de que estos eventos son para esos días. Solo agua de una tormenta temporal.
Y seguimos sin aprender, pues la idea era fabulosa. El Agua en 2008 era ya un concepto tremendo que hoy es todavía más importante, pero todo lo que se reflexionó se ha quedado olvidado. No fue solo una fiesta de tres meses, también fue una ocasión para hablar de cambio climático, de sostenibilidad, de recursos mejore repartidos. Y de todo aquello, nada ha quedado en Zaragoza.
Solo por eso, ya debemos entender que perdimos una gran ocasión que como mucho se da una vez cada siglo. Pero hecha la foto o las fotos, todos parecemos tender a olvidarnos. Bueno, aquí seguimos hablando de ellos 17 años después, pero para nada, lo asumo.