Esta semana los Reyes se han parado en el stand de Fitur de Aragón y se han atendido mutuamente las autoridades mayores del Reino. Eso además de ser un lujo es casi único. El Rey no se para para hablar con los cientos de empresas o autonomías de una Feria, se para en cuatro contadas y organizadas o decididas con antelación. Y eligió Aragón. Por cierto, nos lo han premiado, será por algo ¿no?
Pero los zaragozanos y aragoneses, esto…, nos la chifla, no lo valoramos, aunque sean otros los que lo valoran de verdad. Estamos en Babia, pero no en León sino en Aragón. En esa Babia que nos hemos inventado todos para aparecer como “no enterados” de nada. Y si lo criticas te huyen.
Tenemos tantos vecinos importantes alrededor, que si no somos capaces de valorar Zaragoza como lo que es, solo eso, se nos comerán los mocos los de alrededor. Desde Pamplona a Vitoria, desde Valencia a Barcelona, desde Madrid a Bilbao. Estar en medio de todo tiene sus ventajas, pero solo si se saben utilizar, si no eres el caldo de todas las salsas pero el sabor de ninguna.
¿Cuantos zaragozanos y zaragozanas nos atreveríamos a contar, de las que hubieran ofrecido algún mensaje de ilusión, de futuro, novedoso, de dignificación de la ciudad a la altura de una Gran Urbe, que es lo que se merece? No despega nada de lo nuestro, nos quedamos con Canfranc y Sigena, si acaso hablamos del carbón de Andorra o de los siluros de Caspe. Pero del motor de Aragón no habla nadie.
Se nos podría constipar la Opel que ya no sabemos si sube o baja. Pero seguimos exclusivamente preocupados por los puestos de trabajo de las personas que se acercan a la Casa Consistorial, tanto en el Ayuntamiento como en los medios de comunicación. Se nos ningunea con la Ley de CApitalidad y con la Comarca Central (que es de risa) y ya nadie se entera de eso, ni tampoco los medios de comunicación, que por cierto, también hay alguno con gripe de las gordas.
Lo de Cataluña seguirá su curso, pero el amuermamiento de Zaragoza Ciudad me preocupa más, pues no tiene quien le escriba. No salir en La Sexta es un problema, sobre todo cuando tampoco salimos lo que debemos y con las razones de futuro que necesitamos en el Heraldo.
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