31.7.17

Un carro de caramelos, que no tiene clientes

La soledad del carro de caramelos en un día lluvioso. No hay niños ni adultos viciados. No hay vendedor sino charcos. Es la Plaza del Pilar de Zaragoza en una mala tarde de otoño. Pero quedó la intención. Más parece un carromato del viejo Oeste americano que un carro aragonés o castellano, pero le perdonaremos al diseñador su atrevimiento.

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